Ligeros

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¿Quién no se ha inventado una historia?

Mar revuelto
             de filosos corales
                           el corazón.

Hice de mi andar una ficción;
                    cada pesado pie
en el pantano cotidiano
me llevó al espejismo
            de la playa anhelada.

Amé a los hombres
de desmembrados cuerpos
y les puse alas.

Hablé de un hombre que me amaba
como a su propia vida
mientras él se desangraba
y desvanecía
columna de humo
espiral del desaliento.

Son las estrellas gotas de sangre de la noche
inventando su historia

¿Quién no se ha inventado una historia?
El mismo hombre habló de mí
como el ángel que lo envolvió en sus alas
y lo puso a salvo
mientras en mí crecía un mar sangriento
              vorágine
                        abismo
                                   oscura sima.

 Es el crepúsculo el rojo llanto del sol

despeñándose al olvido.

¿Quién no se ha inventado una historia?

Él piensa: ella me hará feliz

ella: él sí me ama
y enredan soledades donde crecen las flores
                ilusorias
                          solitarias
las hacinadas flores.

 Y mientras vamos tejiendo las historias

ondula el día y lame nuestras playas
espuma devorada por la sed de esta tierra
donde van nuestros pasos
                        erráticos
                            al encuentro de nada

 ¿Quién no se ha inventado una historia?

Es el tiempo, barco que va a toda vela,
en la tormenta del sueño.

Y llegará el momento

en que no habrá que inventar
             playas remotas
ni amores piedras calientes
                        en las manos
ángeles ni demonios.

 Dejaremos de andar en soledad

          para habitar cada universo
con los ojos alegres
y el corazón sierpe amorosa
            sin anhelar
                     sin perseguir
sin más cargas pesadas
ligeros
           ligeros
                      ligeros.