Espacio de poesía y cuento (Obra en progreso)

domingo, 17 de diciembre de 2017

"El karma no es una venganza del Universo, es el reflejo de tus acciones. Todas las cosas que salen de ti regresan a ti. Así que no es necesario que te preocupes por lo que vas a recibir, preocúpate mejor por lo que vas dar".
Desde hace no mucho adoptamos esta palabra en occidente. 
Proveniente de India, no tiene las mismas implicaciones para diversas tradiciones espirituales. 
Mientras para el hinduismo significa 'destino', para la tradición conocida como 'budismo', su significado es 'acción'. Y acción desde que surge el pensamiento, hasta que se consuma la acción. Pero no es destino. Puede transformarse. Y para ello es preciso transformar hábitos, ya que son éstos los que nos llevan a pensar, hablar y actuar de tal o cual manera.
¿Cómo piensas? ¿Cómo son tus palabras? ¿Tus actos?
No somos nuestros actos. Si así fuera, cuando nuestros son bondadosos, seríamos santas, santos. Cuando son erráticos y daños, seríamos medio o completamente demonios.
Acertamos y nos equivocamos. De ahí que en el budadharma (que significa 'Enseñanzas del Despierto" -aproximadamente-) no se hable de bondad o de maldad, sino de actos benéficos o no benéficos. 
¡Qué respiro! Es tranquilizante pensar que no somos ni buenas ni malas personas, sino personas que realizamos actos benéficos o no benéficos.

miércoles, 12 de julio de 2017

Todo está listo.


Nuestra especie se encuentra en pañales, según Freud. Basta con revisar los pensamientos propios para darnos cuenta que somos seres complejos, enredados en nimiedades, con más movimiento en la mente que los que bien podríamos dar con una actitud más serena.
Nada nos pertenece: ni el lenguaje, las creencias, la música, la pintura, las matemáticas, etcétera, etcétera. Llegamos a encontrarles servidos en bandeja de oro.
Las guerras, el exterminio, la contaminación de las aguas, el desequilibrio ecológico, etcétera, comienzan desde la mente de cada uno de los humanos. Si nunca has sentido aversión o apego hacia nadie, hacia nada, eres la excepción que confirma la regla.
Queremos bienestar y tratamos de obtenerlo para llenar el vacío que con frecuencia sentimos, aunque sea en una expresión mínima. Insatisfacción, al menos. Algo que quisiéramos no apareciera en nuestra mente y que creemos que proviene de afuera.
Nos enojamos, nos entristecemos, nos desesperamos y creemos que es por lo que acontece en el exterior.
Pero entonces, ¿cómo es que hay personas más ecuánimes en situaciones similares? Inteligencia emocional. Esa que no tiene nada que ver con grados de estudio escolarizado; nada que ver con la situación económica, social, cultural, de familia.
Queremos comer sólo lo que nos gusta y rechazamos lo que nos desagrada. Hedonistas infatigables en busca de saciar la sed, el hambre de lo placentero, vivimos en medio de la insatisfacción.
Y seguimos culpando al exterior, a los demás, por no lograr sentirnos bien.
Cierto que el promedio de nuestra vida vivimos un poco como zombies. ¿Quién puede recordar lo que pensó, dijo e hizo durante 24 horas? No se diga ayer, la semana pasada, el mes pasado...
Hoy conocemos a la persona que nos parece la más bella, de trato exquisito; la mejor... y en poco tiempo queremos borrarla de nuestra vida. De ser 'la mejor', pasa a ser 'la peor'. Y nosotr@s no tuvimos nada que ver, creemos.
Somos fundamentalistas: defendemos nuestras ideas por sobre todas las cosas... y ninguna idea es nuestra. Todo está creado, todo está elaborado, todo está cocinado desde antes de que naciéramos.
Asi qué, ¿no crees que es momento de saber qué quieres de este breve espacio que te toca vivir? ¿Conocerte, abrazarte, tenerte paciencia, tenerte a ti en un mejor concepto? Hay formas. Todo está listo.