Una de mis canciones favoritas. Conmueve mi
espíritu y, creo, George la hizo justo por eso. De verdad no creo que en su
madurez musical y espiritual la haya hecho a ninguna persona.
No
sienten más las malvas tus
manos tibias ni
escuchan tu canto de mil voces cenzontle
madre
Tu voz
temprana
con que
arrimabas amorosa el alba a
nuestros ojos.
La
suave voz
de
viento vespertino con que
limpiabas las
gotas de sudor de los
rostros amarillo dorado de tus
nietas y nietos.
La voz azul
celeste
con que
limpiabas la
sangre regada del
crepúsculo para
acomodar los
sueños de tus hijas en el
mullido manto de la noche La voz
de luna llena con que
arrullabas sus lustrosos sueños repletos
de valientes caballeros de
sólida armadura que
venían a rescatarlas del
monótono dragón disfrazado
de insípidos amantes.
La voz
de huracán
con que
arrasabas la
tristeza de tus hijos que en
aras de alcanzar felicidad perseguían
mujeres trueno que
inclementes quemaban sus raíces.
No te
escuchan más
sus
oídos ahora
que tu voz se ha
quedado muda en la
copa del
árbol de la vida en la hojarasca
entre
el moho y el humus con
promesa que asoma y se
eleva en el
canto temprano de la
alondra.