¿Qué mar navegarás ahora?
¿Vendrás como samurái?
Porque tu guitarra, ¡ay!
Espera paciente la hora
de otra vez vibrar sonora
entre tus manos, Alberto;
dejaste tristeza, es cierto,
mas tu música, tu herencia,
será siempre tu presencia,
tu luz, tu más grande acierto.
Siempre que visito tu blog encuentro a tus seres queridos reflejados de una manera artística. Es admirable querida!
ResponderEliminarCon que sentida y sonora voz nos deleitas, querida Elva.
ResponderEliminarEn horabuena, hermanita, te dejo abrazos mil con gran cariño.
Me alegra mucho tu comentario, querida hermanita. Entré rápidamente a tu blog. Mañana lo leeré con más calma. Un beso.
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