Se agitaron las aguas rojas
de este revuelto corazón
y murieron los peces
que quisieron nadar
contra corriente.
Se despeñaron
por la oquedad
por la oquedad
círculo de fuego
de mi pecho
sierpes saladas
quemantes, corrosivas
destrozando linderos
arrasando mi rostro.
Hubo en mi corazón
siete lunas de octubre
marchitas ya,
deshojadas
deshojadas
¡Ay! Sin el aroma
de aquella flor
que quiso abrir su corola
y fue arrancada de raíz
por el viento inclemente
del otoño pasado
por el viento inclemente
del otoño pasado
entre octubre y noviembre.
Quise habitar mi sangre
y llenarlo de peces
de múltiples formas
y elegantes colores
y elegantes colores
Mas es mi corazón
arroyo de aguas dulces
arroyo de aguas dulces
y aquellos eran peces
majestuosos, es cierto
pero peces al fin
del océano salado.
del océano salado.
Y de nuevo
en este octubre
en este octubre
se nutre el corazón
y echa raíces
va asomando una flor
que se abre paso
en este espacio
en este espacio
en su ritmo sin tiempo apresurado.
Vuelve mi sangre a ser
un arroyo de aguas calmas
y linderos recién edificados;
nacen en sus lechos
nuevos peces
que habitan, alegres,
en mis ojos
en mis ojos
fidedigna certeza
de mi sed apagada.
de mi sed apagada.
El amor puede llenarlo todo. Magnífico equipo!!
ResponderEliminar